martes, abril 26, 2016

We are the same

Escribo este blog en la esperanza que alguien lo lea, aunque me reconforta pensar que nadie lo hará.
Me gusta hacerlo, porque me permite convertir lo que siento en algo que se puede leer y con ese sencillo ejercicio puedo apreciar lo que siento, lo que pienso o lo que opino con la sinceridad que se puede obtener de este fingido anonimato y porque, visto desde la distancia, aquello que somos puede lucir noble o bello sin necesariamente serlo.
Esta vez siento dolor. Probablemente alguien de mi edad y de mis circunstancias debería haberlo sentido antes. Pero no es el caso. Y tengo la certeza que en los días venideros ese dolor se revelará en toda su punzante grandeza, invadiendo la cotidianeidad de mi vida, alterando mis rutinas y probablemente causando incómodas preguntas de quienes, con legítima preocupación, advierten los síntomas a ratos invisibles de la pena y la tristeza.
El verdadero dolor pasma, confunde, paraliza. Impide apreciar distancias, no nos permite enterarnos de donde estamos y no nos permite avanzar. Destruye los planes, los sueños, las ansias y tiñe con su tonalidad nefasta hasta nuestras más coloridas esperanzas.
Me dolerá su ausencia. Me dolerán las preguntas acerca de él. Me dolerán las inevitables preguntas acerca de su bienestar, de dónde estará, de con quién estará. Me invadirán mil preguntas sin respuestas, y me invadirán sentimientos encontrados ante las pocas preguntas que hallarán contestación. Me costará volver a creer en las personas y en mí mismo, porque cuando se tiene tendencia a errar (como en mi caso) las equivocaciones son inevitables.
Tendré pensamientos acerca de lo que no fue y pudo ser, recordaré los paseos juntos cuando nuevamente visite los lugares que recorrimos, me sobresaltaré cuando reconozca su físico a distancia aunque me asista la convicción de saber que las posibilidades de coincidir no existen.
Reflexionaré acerca del orgullo, de los defectos, de las certezas y del destino. Construiré endebles castillos de naipes y sacaré conclusiones acertadas a veces y en otras ocasiones descabelladas. Lloraré evocando tu recuerdo y me lamentaré por aquello que no fue.
Y me repetiré, sin creerlo, que la vida es una tarea permanente. Porque hoy, que comienzo este camino, solo quedan estas reflexiones, un calendario lleno de días y el recuerdo de esa canción que cuadra tan perfectamente con lo que siento que me aterra y me asusta. Fountain, fountain, we are the same; you with the water, and me with the pain.